En el primer semestre de 2024, el mundo experimentó pérdidas aseguradas por catástrofes naturales estimadas en 60,000 millones de dólares, una cifra impulsada principalmente por eventos de tamaño pequeño a mediano, según el Swiss Re Institute. La mayor parte de estas pérdidas, equivalente al 70%, se atribuyó a tormentas eléctricas fuertes en Estados Unidos, caracterizadas por vientos intensos, tornados, granizo y lluvias torrenciales. Estas tormentas causaron daños asegurados por un valor de 42,000 millones de dólares a nivel global, con 12 eventos en Estados Unidos que generaron pérdidas de mil millones de dólares cada uno.
La creciente frecuencia de estas catástrofes se relaciona con el aumento de la población y el valor de las propiedades en zonas urbanas, así como a una mayor vulnerabilidad frente a los daños por granizo. Desde 2008, las pérdidas aseguradas por tormentas convectivas fuertes en Estados Unidos han crecido un 8% anual en promedio. El factor inflacionario, al elevar los costos de construcción, junto con el desarrollo económico, aumenta la exposición global a este tipo de riesgos, recalca Jérôme Jean Haegeli de Swiss Re.
La empresa señala la importancia de adoptar medidas de protección, como mejorar la infraestructura para hacer frente a inundaciones y actualizar los códigos de construcción para resistir mejor el impacto de fenómenos como el granizo. Además, se destaca el impacto de las inundaciones, que representaron el 14% de las pérdidas mundiales aseguradas, con eventos significativos en los Emiratos Árabes Unidos, Alemania y Brasil. Estos episodios de lluvias torrenciales han causado daños sin precedentes, con estimaciones de pérdidas aseguradas que podrían superar los 2,000 millones de dólares en ciertos casos. El comunicado concluye subrayando la importancia de anticipar el aumento de precipitaciones en un clima más cálido y de abordar los desafíos urbanos y ambientales para mitigar la severidad de las pérdidas futuras.