El autor comparte su experiencia usando la aplicación de navegación Waze®, resaltando su utilidad para planificar viajes en la Ciudad de México, una urbe conocida por su densidad de tráfico y eventos inesperados que afectan la movilidad. Aprecia la capacidad de Waze® para estimar tiempos de llegada, lo que le permite organizar su día eficientemente. Sin embargo, identifica una falla significativa en la aplicación: su incapacidad para pronosticar el tiempo de viaje con precisión bajo ciertas circunstancias, contrastando con sus propias experiencias de retrasos significativos y constantes recalculaciones de ruta.
Para explicar esta deficiencia, el autor establece un paralelismo entre su experiencia y un concepto aprendido en la industria aseguradora: la diferencia entre proyectar y pronosticar. En su trabajo, se comparaban las cifras reales con las presupuestadas y se realizaban pronósticos basados en un análisis cuidadoso de las tendencias y circunstancias actuales. De esta manera, el pronóstico se ajustaba a realidades emergentes, a diferencia de la proyección, que se mantenía estática.
El autor sugiere que Waze® podría mejorar su precisión tomando en cuenta variables externas que afectan el tráfico, como la hora del día y días específicos de la semana, para ofrecer un pronóstico más realista del tiempo de viaje. Concluye reflexionando sobre la importancia de reconocer la realidad cambiante y la tendencia humana a ignorar evidencias de adversidad, utilizando una cita de Yoda para destacar la naturaleza impredecible del futuro. La moraleja para el sector asegurador, y en general, es la importancia de estar abiertos a ajustar nuestras expectativas y planes basados en la información más actual y realista disponible.

