En marzo de 2020, México enfrentó un cambio drástico cuando la emergencia sanitaria por coronavirus impuso la suspensión de actividades a muchas empresas. Tres años después, gracias a una planificación integral, algunas organizaciones lograron adaptarse exitosamente a la nueva normalidad, e incluso sacar ventaja competitiva de la situación. Según René Nájera, socio de Riesgo Estratégico en Deloitte México, la anticipación, ejecución efectiva y monitoreo constante fueron claves para superar los desafíos presentados por la pandemia.
Nájera enfatizó la importancia de adoptar una visión amplia que abarque más allá de los aspectos laborales y de sanidad, tales como el impacto sobre empleados, clientes y terceros. Este enfoque comprehensivo incluyó tres fases esenciales: planificación minuciosa, ejecución efectiva con roles bien definidos y monitoreo constante para ajustar medidas y detectar riesgos potenciales. La flexibilidad, la capacitación continua y la comunicación eficaz jugaron roles fundamentales en este proceso, permitiendo a las empresas adaptarse a los cambios y requerimientos gubernamentales.
Sin embargo, Nájera también advirtió sobre los riesgos de no tener una planificación adecuada. Entre estos se encuentran la pérdida de confianza y reputación empresarial, ya que empleados, clientes y proveedores podrían percibir una falta de compromiso con su seguridad, llevándolos a buscar alternativas. Además, el incumplimiento regulatorio podría derivar en sanciones que afecten negativamente la imagen de la empresa. Por lo tanto, el mapeo de riesgos y la capacidad de reacción ante situaciones adversas son vitales para mantener la confianza y la reputación en tiempos de incertidumbre.